sábado, 24 de abril de 2010

VALPARAMOR

Ah! este es un poema que amo
Fue hecho sin ninguna vanidad
en trino de a tres.
Pero lo dijimos de una sola vez en fecha peligrosa.
Buscamos amor en esta carne.
Es todo lo que necesitamos.
No lo dice cualquiera.
Lo dicen los Beatles;
En Valparamor la ciudad es muy puro amor.
Allí el único cielo suena a galopar de estrellas
El horizonte lo contiene todo y mucho más.
Los planetas cruzan en rodajas.
Un ladrido de perros por allá.
un sonar de vitrolas por acá.
un flipper dando premios por allí.
tal vez y sólo tal vez,
el rebotar de una manzana era aquí.

Todo eso nos distrae intensamente
nos hace despertar sobresaltados con la lujuria de un viejo efebo
que al mismo tiempo deshilacha el horizonte con espinas de pescado.
Y aprendemos los cielos por delante y los cielos por detrás.

Y el espacio en todo su alto nos supera
como:
un centauro pidiendo limosna,
mi abrigo azul colgando del alero de la luna,
mi tristeza de locos, de Ajab y Moby Dick
mi Senecio mi Klee,
mi tratado de Durero
y la mirada nocturna llena de tigres sin pensar en Neruda
ni de leones compartidos con el Cid
ni de caminos de Kerouac
ni mucho menos irritación en la pupila de Rimbeau.
En verdad amo mucho este poema
lo amo  más que a una persona.
Decía un verso cada uno y a la vez.
Juan, Luis, Edward y Rubén
pero eran mejor fumando
en las cuevas del saber.
y reclama sus butacas un teatro para 3.
Reclama el Edward Rojas parado en su cometa
reclama Juan Luis como un ángel vigilante en la corbeta
y reclama nieve don Rubén con ansias insaciables de poeta.

En la caleta el Membrillo
San Pedro, el que está bajo las aguas
conversa con Ulises que odia su odisea
sin saber lo que odiamos nuestras vidas de café
y sin tener ni siquiera a la Penélope.
A ellos los rodea una nube trascendente
y tres gaviotas posteriores a la llegada de los botes.
Y ya lo ve; somos nosotros otra vez.

Ulises: - “Lo que ha venido y llegará
lo tocará la rígida sombra de mi barca
y será con la punta de la proa”.

San Pedro: - Escuchemos la leyenda con unción  -
a) Valparaíso es un náufrago
que rodó y rodó el aroma
de una galaxia reflejada en la piel
de este océano tan grande y lleno de murmullos.

b) ¿Podrá ser Valparaíso una sonda
lanzada a lo más profundo de nosotros?

c) ¿Por qué alguna vez vieron sandías
flotando en la amplitud de la bahía
y a Van Gogh en las caletas
sirviendo una sopa marinera;¿No era Arestizabal?
¿y a Mandrake el mago, entrando al Cine Condell?
¿y a Dumbo el gótico, danzando sobre el número de oro? ¿Por qué?
Pepe Soto nos sopla por la oreja:
Valparaíso es incapaz”.
¿Alguien desea otra pregunta?
(Yo amo este poema)
Bien, respondamos la cuestión:

a) Valparaíso es una abeja en el corazón
que se dispara al golpe de un martillo.

b) A veces Valparaíso lo miramos como un reloj
y tememos que marque en su hora atlántida
la partida de algún dios al tresbolillo.

c) Había una vez una bandada de pájaros
que vinieron a morir a Valparaíso
y hoy día, no sabemos cómo,
los niños los elevan como volantines.
Debemos verificar esta cuestión
ya que somos universitarios rigurosos.
I.- Se ven ángeles en los campanarios. Cierto.
II.- Los peces viven confundidos con la gente. Cierto
III.- En Valparaíso la muerte es dulce como el chacolí. Cierto
IV.- Alicia, la del País de las Maravillas se perdió su virginidad en Valparaíso. Cierto.

Debemos, ciertamente, corroborar estas certezas.
1º Mandamiento:
Subir a los cerros creadores de los cielos.

2º Mandamiento:
Honrar la luz del día con una leche con plátano
y la de noche con una pajita más que sea.

3º Mandamiento:
Alzar la vista al cielo a mano alzada y ver tu cementerio.
Adicionar a esa perspectiva
un puñado de niños voladores.

4º Mandamiento:
Amar con delirio y explosivos a cuanta hembra
se te cruce en el camino
sin que te desgarren del corazón las telas.
Ellas sabrán encontrar lo que de ti les sirve
y si algún compañero sospechoso se te acerca,
lo mejor es sembrar la duda.
Nadie sabe las vueltas de la vida.

6º Mandamiento:
Asiste a misa los domingos porque es un día rojo.
El dios del Gran Valparaíso no es grande ni pedante
y gusta mucho de los discursos fúnebres de Octubre
Prepara alguno tú, para casos de emergencia
(Es muy piadoso no negar una limosna a la salida de la misa)

7º Mandamiento:
Abre toda puerta de la cual surjan tangos o milongas
sobre todos las que llevan espejos y botellas.
Más de alguna te llevara a la crápula del antro.
No es malo vivir una breve temporada en ese infierno.

8º Mandamiento:
Deja pasar de largo algunos trenes
sobre todo aquellos con penélopes y trapos
No retornes a los que se alejaron
Comprobarás que el fondo del mar es su estación terminal

9º Mandamiento:
 Cuida en comer lo que procede del océano
Si bien contiene interfectos y membrillos;
de allí se originan los problema estomacales.

10º Mandamiento:
Es tu mandamiento móvil,
un mandamiento comodín.

Conclusión:
Valparaíso está más allá del poeta
y es un itinerario obcecado por los torbellinos de la espuma,
motivo de los truenos, de las olas, de los nervios
y melopeas que se dilatan continuamente perturbadas.
¡Mi dios; cómo amo a este poema.
                                                                                            Martes, 19 de noviembre del 75' y veinte cumple Sonia. 

Diez años más tarde llegan corriendo en sus carpetas
y me informan otra vez:

Valparaíso es un catalejo imaginario
“cuya redondez está a las tres razones, cada una con su inversa
“igualando los segmentos de sus partes
“que se combinan y equidistan en divina proporción
“a la luna y sus pendientes
“y por lo cual no renuevan su valor  los viejos literatos.
“Solo así se encuentra la razón bajo el cosmo de los muertos
“la que persistirá siendo fraccionaria y misteriosa.


                                                                                            Pepe Soto nos insiste en cada oreja:
                                                                                           “Ya les dije: Valparaíso es incapaz,
                                                                                            de encontrar el número del alma.”






Alguna vez yo amé a este poema. (1993)
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